El festival de Sitges ya acabó, se apagaron las luces y los
aviones de los famosos partieron a sus destinos. Aún así aquellos que
participamos en esa fiesta del cine guardaremos un bonito recuerdo de la
edición número 46 del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya.
Les voy a explicar mi finde
semana en Sitges, colas, asientos cómodos y bocatas calientes. El sábado 12
comenzó a media tarde con el ambientillo típico festivalero. La Zombie
Walk estaba cerca por tanto muchas forofos de los muertos vivientes esperaban a
las afueras del Auditori para dar rienda suelta (es un decir) a su evento. El
resto de monstruos sin maquillaje ni ropas rotas formaban cola para ver las
proyecciones.
Por mi parte, fuimos a ver
'Magic, Magic'; una coproducción chileno-estadounidense que ahonda entre el
suspense, la impotencia y la soledad que genera un entorno totalmente natural.
Jóvenes alocados en situaciones aún más locas. Un punto a favor, la protagonista del film
Juno Temple ganó el galardón de Sitges a mejor intérprete femenina, ojo cuidado.
Temple en una escena de Magic, Magic con cara de circunstancias (cagada) |
Peligro: el Auditori y sus
pecados, mi butaca estaba justo detrás de un hombre demasiado alto y con un
tupé con más ego que Calleja. Por el otro flanco un gordaco con respiración
forzada acechaba por la derecha. Cóctel terrorífico.
La siguiente peli de la noche
fue The Green Inferno. Seguramente una de las más esperadas en todo el
festival. El viejo conocido de la casa, Eli Roth, subió con toda la pompa a
presentar su nueva pieza. El director se sentía cómodo en el escenario y sabía
que contaba con buen material para impresionar al público, y no defraudó. El
argumento es parecido a tantas otras obras: un grupo de universitarios se
introducen en la selva peruana para salvar a una tribu indígena, todo guay
hasta que descubren que los indios son caníbales. Golpes, sangre, risas, en
definitiva, la esencia de Sitges. El film no consiguió premios, pero si los
aplausos y carcajadas de un Auditori a los pies de Roth, un maestro!
Momento de The Green Inferno, previo paso por la cocina |
Un bus nocturno después, el
domingo fue el turno de The Dead 2 India. Una secuela que recupera el hilo de
la primera ambientada en África, así como su historia: un yanqui y un local en
busca de la salvación del apocalipsis zombie. Los muertos vivientes no corren,
son lentos y su presión se ejerce poco a poco, pero llegan y hacen mucho daño. Esta
vez, los hermanos Ford resolvieron el ritmo lento de la primera entrega con
dosis de acción continua y sustos de zombies hambrientos. Ovaciones de El
Retiro, el público se quedó con ganas de más, esperamos que haya una tercera,
por ejemplo, ¿en la Siberia rusa?
Al final, la guinda del pastel,
Patrick. El australiano Mark Hartley también se plantó en las tablas del Auditori
para hacernos saltar de respingos. El director describió su obra como una
película Old School de sustos y taparse los ojos, pero, uff , tampoco para
tanto. Se aplaudió y se gritó pero no fue tan vieja escuela.
Por último cabe destacar que antes de esta película, el Auditori
calló su susurro constante para recibir a un malo de verdad, un actorazo que
encarnaba a un psiquiatra capaz de jugar con sus pacientes sin sudar una gota.
Sí, estamos hablando de Charles Dance, AKA, Tywin Lanninster, de Game Of Thrones, quién
recibió el galardón de Màquina del temps. Un auténtico puntazo para acabar el
divertido fin de semana en Sitges.
Charles Dance dejando su estampa en Sitges |
EEP! si queréis repetir el espíritu de Sitges, los del Greatest organizamos una Zombie Walk el próxima sábado 27 a las 16:00 delante de la Torre Agbar, será parte de una escena y además habrá merendola. Más info.
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